Todos hemos oído hablar de las estafas de las “preferentes” que al socaire de lo que está cayendo, se coló a hurtadillas entre las noticias, decepciones, y penurias de la inacabable crisis que nos azota.
Los estafados por las distintas entidades bancarias que ofrecieron “productos” financieros, con toda suerte de supuestas ventajas a sus clientes y/o posibles clientes, son numerosos y en muchos casos a gente humilde que ante el consejo de su gestor bancario de toda la vida y las promesas que le hacían, contrataban estos productos que ahora han resultado fallidos, las protestas, manifestaciones y algunos juicios (menos de los que deberían haber habido), han empezado.
En medio de esta tormenta esta brotando otra parecida, pero que no goza de la atención mediática y la repercusión que las “preferentes” han tenido y algunos han padecido.
¿Por qué esta escasa repercusión de otra posible estafa? No lo sé, pero pienso que es porque el “producto” que ahora resulta ser otro engaño, lo ofreció una entidad libre de toda sospecha, libre de planes de rescate o financiación extra, porque sus activos están limpios, y es la primera entidad bancaria del país y una de las más importantes y solventes del mundo, patrocinadores de un equipo automóvil de color rojo. Lógicamente cuando digo limpia y solvente, me refiero a sus activos y datos contables, porque como comprobaran, su funcionamiento en este caso, corroborado por la OCU, es de una total desaprensión y falta de ética, y desde luego nada limpio. Como si de una Caja de pueblo se tratase.
Esta gran entidad ha estado ofreciendo a clientes antiguos del banco y nuevos clientes un producto, que titularon OBLIGACIONES CONVERTIBLES, lo que no dijeron en sus farragosos y confusos contratos plenos de “letra pequeña”, era que serian convertidas sus Obligaciones, en acciones del banco emisor, al cabo de los plazos de su vencimiento, que eran de cinco años.
-“¿Cree Vd. Sr. Arellano que en cinco años no se van a multiplicar por cuatro las acciones de nuestro Banco? Prometía inconscientemente el solicito y empalagoso empleado, al Sr. Arellano que tenia unos ahorritos de 30.000 euros y por su mente solo estaba obtener la suficiente rentabilidad, para compensarle de la inflación anual. ¡Pero si se lo estaba prometiendo Juanito!, el hijo de la vecina que lleva 10 años en el Banco y ya es Apoderado, y ha ido al mismo colegio que nuestro hijo, llevará razón y además ¿este banco no es el de las carreras de coche? Se trataba de convencer a si mismo e Sr. Arellano, porque Ramira, su amante esposa de toda la vida “como debe ser”, en eso de los números no se quería meter.
Ella con su cartillita de ahorros, en la que le apuntaban a mano cada recibo del Seguro de La Estrella para su enterramiento tenia suficiente. Pero 30.000 euros, ya era cosa que lo manejase su marido que sabia más que ella, toda la vida de portero de la finca núm. 46 de la calle Hermanos Bécquer! había aprendido muchos de los señoritos del piso!
Nuestro amigo Arellano, esposo de Ramira Onésimo, suscribió sus 30.000 euros en las Obligaciones Convertibles, que le habían dicho que equivalían a 5.000.000 millones de las antiguas pesetas ¿Por qué antiguas se preguntaba Arellano?, que Juanito les aconsejaba y además les regalo un almanaque de esos antiguos con las letras grandes y una escena de caza, como a él le gustaba. Añadió a la dádiva un bolígrafo de tres colores, con el nombre del banco.
Como es costumbre en nuestro país del Sur, no leyó la letra pequeña, ¡era tan pesado leer esa letra pequeña, se tenía que poner las gafas de leer! Y ¿cómo no fiarse de Juanito y su Gran Banco?
Si se hubiese tomado la molestia de leer esa “letra pequeña” o hubiese puesto el mismo interés que ponía en leer el Marca todos los lunes, para ver que había hecho el Atlético, habría advertido que el Gran Banco en su Magnanimidad Infinita les daba la oportunidad, a los suscriptores de las Obligaciones Convertibles, de desprenderse de estas obligaciones en ciertas o determinadas fechas, generalmente cada semestre a partir del segundo año. Pero no lo había leído, (se había fiado de Juanito), que este además se había fiado del Interventor Sr. Mendizábal, que llevaba en el banco 30 años y cuyo logro más celebrado en la entidad era que encontró una diferencia de o,36 ctms. de pesetas allá por 1987, después de tres meses de buscarla todos los empleados de la sucursal y al fin pudieron “cerrar” el balance del año 1986. ¡Con estos mimbres, quien no se fiaba del Sr. Mendizábal!, decidió Juanito que le extendió su seguridad al Sr. Arellano, portero de fincas urbanas.
Pero al día de su vencimiento, hace un mes, en el año 2012, cuando ya no era portero del inmueble del Barrio de Salamanca y languidecía junto con Ramira en una Residencia del barrio de Usera, sacó su vieja carpetita de anillas y comprobó que en cinco días vencían sus 30.000 euros y pensó que le venían como anillo al dedo, pues era la cantidad que le hacia falta asu hijo Antoñito, para pagar lo que le debía a la Inmobiliaria El Descanso, y evitar el desahucio. ¿Cómo iba a permitir que su hijo, azotado por la crisis, dejase el piso, en el barrio junto la Tenencia de alcaldía de Usera, al lado del bar de Las Gallinejas? Con los 30.000 € y los enormes intereses que esperaba cobrar, evitaría el desahucio de su hijo y podría pagar el colegio de su nieto. Ramira estaba de acuerdo. ¿Para que querían ellos los ahorros, con lo bien que estaban en la Residencia de la Seguridad Social, recientemente privatizada por Dª Ana Botella?. ¡Se alegraba de haber votado al Partido Popular, eran gente decente y seria!. No esos rojos que querían volver otra vez a la guerra, con esa manía de desenterrar los muertos, si estaban muertos pues bien muertos estaban, algo habrían hecho. Al menos eso decían en el Barrio donde había sido Portero de Finca Urbana y saludaba a los vecinos cuadrándose y haciendo el primer tiempo del saludo, y anteriormente en ciertos casos, con el brazo extendido como los romanos, especialmente cuando abría la puerta del coche que llevaba a la Señora o a su hija la mujer del Marques.
El caletre del Sr. Arellano bullía como una olla exprés, mientras salía del metro parada Velázquez, y se dirigía a la sucursal del Banco, de color rojo como el coche que promocionaba. Preguntó por Juanito, pero ya no estaba, se había jubilado. Le atendió otro empleado que no conocía, pero que era el retrato de Juanito, pues utilizaba las mismas formas y las mismas palabras, pero… esas palabras, no eran las que el Sr. Arellano esperaba:
-“Encantado de atenderle Sr. Arellano, un cliente tan antiguo como Vd. pero AHORA, el Banco no puede devolverle sus 30.000 €, solo 7.500 €, ya que es ese el valor actual, y necesito la firma del Director para ello”
-¿Cómo me dice Vd.,.? Preguntó el Sr Arellano, con un hilillo de voz, que no le salía del cuello de la gastada camisa. Juanito, el anterior empleado que estaba aquí, me dijo que las acciones valdrían al menos cuatros veces”
-“¡Es que Vd. no utilizó las “ventanas de salida” cuando debió hacerlo, y así se ha llegado a esta fecha y tenga en cuenta que estamos en medio de la Crisis que el inepto Zapatero trajo a España!”
El Sr. Arellano, no salía de su estupor, no entendía que 30.000 € o 5 millones de pesetas se hubiesen convertido por arte de birlí birloque en 7.000 ó 420.000 pesetillas de nada. Y sobre todo no entendía ni sabía que era eso de “ventanas de salida”, y que tenía que ver una ventana con los ahorros de toda su vida, haciendo la pelota a todos los señoritos del Barrio de Salamanca, calle Hermanos Bécquer
-“¿Qué es eso de la ventana de salida” ¿preguntó el Ar Arellano con el temor de que esa pregunta le pudiese costar 1.000 euros o que le tomasen por semianalfabeto, con la de Marcas que había leído en su vida.
-“Es que no leen Vds. los documentos que les facilitamos!, este Banco nuestro, el mejor de España, en atención a sus clientes y a riesgo de no ganar lo suficiente, presumió, que quizás algunos pudiesen necesitar sus inversiones antes de los plazos fijados y dio la posibilidad der sacar su dinero en determinadas fechas de los cinco años, lógicamente al cambio de esa fecha” .No le dijo que esas “ventanas de salida” solo tenían vigencia a partir del segundo año de la inversión y solo dos veces en el año. “Y como Vd.” continuaba el empleado- “No hizo uso de la magnanimidad del banco y quiso dejar su inversión los cinco años, en esta fecha del vencimiento el cambio de las acciones está a 4 euros y cuando Vd. hizo la Inversión en Bonos Convertibles, de ahí su nombre, el cambio era de 16 euros.”
El Sr. Arellano, no entendió nada de nada, pero el escaso orgullo y dignidad que le quedaba, le impidió seguir preguntando, o de coger por el cuello al solicito empleado hasta que sacase dos palmos de lengua. Pensó que su hijo tendría que abandonar, o entregar el piso a su Banco, (otro más e igual), que ya no podría irse a vivir con ellos a la portería de la Calle Hermanos Bécquer, que ¡Maldito Zapatero!, ya lo decían sus señoritos., que le daría a su hijo los 7.000 euros para que viviesen el tiempo que esa cantidad le permitiese, que él y la Casimira estaban bien en la Residencia, aunque ahora tenían que pagar las medicinas y cada día eran más las medicinas que necesitaban, y que por primera vez en su vida deseó que la muerte les llegara cuanto antes, no quería ver a su hijo y a su nietecito pedir limosnas como en los años cuarenta el hacía, llevando carbón a las casas pudientes. No quería ver otra vez las cartillas de racionamiento, ni desfilar al paso de la oca el día de la Victoria el 1 de Abril, no quería….
Iba tan distraído el sr.Arellano, las lagrimas que resbalaban por su curtido rostro, la niebla maldita de este Madrid de Otoño, que no vio como el autobús -1-Prosperidad-Moncloa, le arrollaba cuando cruzaba la Calle Velázquez por donde se le ocurrió, que no era precisamente el semáforo ni el paso de cebras, era el cruce del infortunio de la Crisis, y del Inepto Zapatero.
Lo último que pensó fue, que no vería morir a Casimira.
NOTA.- Según la Oficina de Consumo y Usuarios (OCU), los “perjudicados” por estas inversiones en Obligaciones Convertibles, pueden dirigirse al Departamento de Atención al Cliente, donde se han llegado a algunos acuerdos que han compensado en parte las pérdidas sufridas. También hay un cliente de Alicante que ha llevado el caso a los Tribunales, han sentenciado a favor del inversor.
24-10-2012